Lleva años preparándose para lograr su sueño de llegar al espacio. Realizó su ingeniería en Aeronáutica y ya culminó su maestría en Ingeniería Espacial, con especialización en estructuras, en la Universidad Embry-Riddle, Florida -una carrera nada fácil. Además, tiene su propio negocio como broker de aviones, helicópteros y sus respectivos repuestos, con sede en Estados Unidos. En un corto tiempo, ya ha logrado armar una empresa bastante exitosa a nivel internacional.
¿Sueño loco o una misión en la vida?
Andrea, igual que muchos de nosotros, de niña soñaba con ser astronauta. Pero en algún momento del camino la mayoría de nosotros abandonó ese sueño. Andrea no, y fue en el colegio cuando se dio cuenta que le gustan los aviones, y que su misión en la vida era llegar al espacio. “Me acuerdo que tuvimos que hacer una tesis y quise hacerla sobre el espacio. Lo enfoqué, además, a lo que podemos hacer aquí en la Tierra. Todos”, continúa Andrea, “me dijeron que estaba loca y que no debía hacer eso, ya que se trataba de transferir la energía, pero sin cables -que lo podemos hacer también desde el espacio. Nadie me apoyó. Con decirte que mi director de tesis no estuvo de acuerdo y casi no dejó que me gradúe. Tuve que buscar otro director, quien fue la única persona que me dijo: ‘Ok, hazlo”, confiesa.
Al graduarse del colegio, quiso encontrar algo que mezclara sus dos pasiones. Fue así como encontró la carrera perfecta. Su empeño y tenacidad en la tesis fueron reconocidos en su universidad y gracias a ello obtuvo trabajo dentro de la misma. Está muy consciente de que la preparación toma un buen tiempo y todavía tiene un largo camino por recorrer, sin embargo, a pesar de todos los obstáculos que se le puedan presentar en el camino, nada impedirá que logre su meta final. “Lo estoy proyectando a unos 10 a 15 años. Mi carrera es el primer paso para llegar al espacio y ser astronauta. Llego porque llego. Si es que no llego, es porque me muero muy pronto”, afirma.
Nos cuenta que para concretar su viaje espacial, tiene que acontecer una serie de sucesos y, sobre todo, tener paciencia. Mientras tanto, seguirá forjando su camino con ese fin. Por el momento, regresará a los Estados Unidos para obtener más experiencia y afianzar la empresa Pavian Aviation. Tiene planificado realizar vuelos de simulación de Cero Gravedad y así, poco a poco, acercarse más a la realización de su sueño. Entre sus planes, también está el volver a Ecuador y realizar proyectos como construir su propio avión y crear una fundación de becas para ayudar a personas a quienes les gusten carreras innovadoras parecidas a la suya.
Como objetivo a largo plazo, quiere realizar una expedición a la Estación Espacial Internacional. “Me encantaría quedarme un buen tiempo, hacer investigaciones y experimentos desde allá; a Marte o a la Luna también sería espectacular. Con tal de ir al espacio y salir de órbita sería feliz”, dice muy entusiasmada y con una gran sonrisa. “Creo que cuando esté ahí, estaré tan emocionada que hasta se me iría el miedo de tal vez no regresar. ¡Debe de ser un sentimiento impresionante, que te llene tanto!”.
La NASA ha abierto sus puertas a más candidatos latino americanos que podrían ser precursores de la conquista del universo. Con la ilusión de llegar a ser uno de ellos, Andrea señala que como país, hay tantas cosas por hacer que aún no nos damos cuenta. “Por ejemplo, nos convendría mucho las fotos satelitales, ya sea de un satélite geo-estacionario o desde la Estación Espacial, para ver dónde está el petróleo y los diferentes recursos naturales que todavía no los hemos explotado”, dice, “serviría mucho también para ver cómo está cambiando el ambiente.
En caso de que una catástrofe como el fenómeno del Niño volviera, podríamos seguirlo desde el espacio. Hay un sinnúmero de razones por las que el país debería interesarse un poco más y podamos avanzar en tecnología y no nos quedemos estancados”. Su perseverancia y esfuerzo son las llaves que pueden, literalmente, abrir el cielo para Andrea. Su sueño de la infancia cada vez se va convirtiendo más en una realidad palpable, y para esto ha contado con el apoyo incondicional de su familia. “Son los que me han apoyado y me han inspirado cuando todo el mundo me dijo no”, afirma.
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Ir de Loja a los Estados Unidos para prepararse académicamente, obtener su maestría en una carrera sumamente complicada, tener su propia empresa en el exterior, y seguir luchando apasionadamente por su misión en la vida es realmente digno de admiración. ¿Llegará o no llegará al espacio? Sólo el tiempo y su tenacidad lo dirán, pero lo que ya ha hecho hasta ahora son logros impresionantes.
Muy convencida aconseja a todos aquellos que tienen la ilusión de llegar a ser astronautas que no se den por vencidos. “La clave está en soñar, pero con los pies en la tierra. No piensen que es imposible, sino que muy probablemente tú puedes ser el primero. Yo, la verdad, no supe que era la primera mujer ecuatoriana con maestría en ingeniería aeroespacial, y no lo hice con ese propósito. Lo hice porque yo quería, entonces, simplemente, no tengan miedo. Si tienen un sueño, luchen por eso”.
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